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á deshacerse de sus bienes por una friolera. La agricultura está casi limitada á mezquinos y dispersos retazos de tierra regada. Las tierras públicas incultas se avaluan actualmente en cerca de 600 millones de fanegadas. De esa área, 70 millones de fanegadas probablemente son de puro desierto, de arena, álcali, rocas y cumbres de montañas inhospitalarias, donde no se encuentra ninguna vegetación y que probablemente jamás serán de considerable valor económico para la humanidad, salvo en cuanto á sus recursos minerales. Cerca de 96 millones de fanegadas pueden ser consideradas florestas, cubiertas á trechos de árboles de pequeño valor que no obstante son utilizables como leña, palos para cercar, vigas para minas y fines análogos; y unos 70 millones de fanegadas estan profusamente cubiertas de árboles productores de madera de ley de inestimable importancia para la presente y futura generación, no sólo por causa de las maderas sinó también por motivo del abastecimiento de agua. Talvez 70 millones de fanegadas se pudieran corregir por medio de la irrigación y así ponerlas en una elevada condición de producción. Quedarán, pues mas de 300 millones de fa negadus utilizables, solamente para pastoraje, según opinión co munmente aceptada.

Entretanto, las tierras públicas incultas comprenden solamente una parte de la región donde las lluvias son suficientes y que es conocida por América árida. A estas tierras conviene unir las que constituyen las grandes concesiones hechas á los caminos de fierro, las que fueron concedidas á los los diferentes estados para el fundo escolar y las magníficas tierras cedidas á particulares. Solo en Texas hay una área de tierras sin mejoras ni cultivo cuasi igual en extensión á todo el Imperio alemán. Con excepción de Washington, del Oregón occidental, de la mitad septentrional de California y de pequeñas porciones del Idaho y de Montana, la expresión América árida comprende virtualmente todas las tierras entre el grado 100° meridiano y el Pacífico

Sin considerar las partes de más allá de las fronteras del Canadá y de México, la América árida abraza un territorio que se extiende de norte á sud, una distancia de 1,200 millas y de este á oeste unas 1,300 millas. comprendiendo cuatro décimos del área total de la República y conteniendo nada menos de un billón de fanegadas de tierras. A ese territorio se puede, no impropiamente adicionar la región denominada sub-húmeda, entre los meridianos 97 y 100°, en el cual las épocas ordinarias de lluvias, suficiente y además superabundante, con acompañados de años de seca, en que

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los vientos abrazadores queman los cereales nacientes y las tiernas
hojas de las que penden las esperanzas de los labradores. Las llu-
vias por
lo tanto, en casi exactamente la mitad de nuestro país,
son suficientes para el buen éxito del cultivo de las plantas ordina-
rias de cosecha, al menos por los métodos vulgares.

La agricultura, donde quiera que se ensaye, participa de la índole de una especulación arriesgada, de la que generalmente resulta un desastre, ó en la mejor hipótesis una existencia pobre y el <Dios proveerá, mientras que la crianza, protegida por capitales y recursos abundantes, es considerada la única ocupación segura y lucrativa.

Aquella vasta área, donde la crianza es la principal industria. se extiende para la totalidad ó parte de 17 estados y territorios En 10 de éstos, dos por ciento de las tierras, el máximum, están cultivándose, y la medida de la población es de 3 por milla cuadrada.

En las tierras de crianza son necesarias de 20 á 30 fanegas de En cualquiera parte donel sustento de una sola vez. pasto para de la irrigación sea practicable, la misma porción de tierra, regada y plantada de alfalfa, alimentará diez veces más de ganado Además, donde las mismas tierras puedan ser plantadas de árboles frutales, cereales y legumbres, cada granja de 40 fanegadas sostendrá una familia de 3 á 5 personas.

Relativamente á muchos distritos del oeste, la apreciación podría ser mucho más rigurosa sin exageración. Hay centenares de lotes de 10 fanegadas de tierra regada, en el valle del río de Sal (Salt River) del Arizona, en el río Grande del Colorado, en San Bernardino de California y en muchas otras regiones, que aseguran á una familia de mediana condición una subsistencia mejor y más cierta que las granjas comunes de 100 á 160 fanegadas en cualquier punto al este del río Missisipi.

Si las tierras públicas incultas donde nunca se podrá llevar agua por medio de canales de irrigación pudiesen volverse tan productivas como el territorio ordinario del oeste bajo el régimen de riego, ellas solas, fácilmente sostendrían una población agrícola de 35 millones de almas. Esta superaría á la totalidad de la actual población agrícola del país.

Que la irrigación, por si sola, nunca podrá dar una solución satisfactoria al problema presentado por las tierras áridas y semi ̧ áridas del oeste, está probado por el hecho de que si cada pulgada de lluvia caida anualmente al oeste de 100° meridiano fuese conser

vada en recipientes ó reservatorio y distribuida con el mejor provecho posible, quedaría desprovista de ella, una área igual á un quinto de la superficie total de las tierras del país.

Por más contrarias que parezcan, las ideas comunmente aceptadas, como la apreciación, el puede ser, es todavía hecho completamente demostrado que, en cualquier parte de este árido imperio, donde la lluvia anual llega á la altura media de 12 pulgadas, se puede obtener tan buenas cosechas con irrigación ó sin ella. Esto significa que cada fanegada, casi de las grandes planicies entre el río Missouri y las montañas rocosas y la mayor parte de los bosques inter-montañosos y de los altiplanos (plateaus) entre las montañas rocosas y el Pacífico producirán tan abundantemente como los fértiles prados de Towa, del Missouri y del Illinois y mucho más abundantemente de la que las más ricas tierras en cualquiera de los más antiguos estados de las márgenes del Atlántico; que hay bastante tierra actualmente aprovechada sólo para la crianza ó desaprovechada del todo, para hacer posible la triplicación ó cuadruplicación de la actual población agrícola de los Estados Unidos, que, salvo áreas comparativamente pequeñas en el oeste de Tejas, y en parte de Utah, Nevada, Arizona, Idaho, Hyoming, Dakota meridional y sur de California, hay poca tierra cultivable en el gran oeste que no se puede dividir en granjas de 40 fanegasda, cada una de las cuales fuese capaz de sostener una familia regular.

No hay seguramente exageración en la afirmación, hecha por un escritor, de que la región situada entre las colinas que forman la base de las montañas rocosas y limitada al sud por el Río Grande y al norte por la frontera del Canadá, es capaz de producir frutas, cereales, legumbres y ganado suficientes para el sustento de toda la población actual del globo.

Esa vasta área de tierra fértil y todavía casi no aprovechada, es el elemento en que el pueblo americano debe basarse para la continuación de su prosperidad durante más de un siglo, lo minímum.

Convenientemente aprovechada, ella puede resolver muchos problemas difíciles, disminuirá la congestión de las ciudades, proporcionará salida para el exceso de capital y ofrecerá oportunidades á las decenas de empresarios y de descontentos. Ella posee los más ricos yacimientos de minerales, los mayores recursos florestales, el más fértil suelo y el clima más apreciable y sano de este continente. Lo que su desenvolvimiento y su exploración, signi

100 REVISTA DEL MINISTERIC DE COLONIZACIÓN Y AGRICULTURA

ficarían para el engrandecimiento, para los intereses fabriles, mercantiles, financieros y obreros de la Nación, ni débilmente se puede columbrar.

Sería un estímulo que se habría de sentir no solamente en los grandes centros de población é industrias, sinó hasta en las más lejanas aldeas y en las más solitarias granjas de la República.

El Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos, los Gobiernos de los varios estados donde las tierras públicas incultas están situadas y las grandes vías férreas trascontinentales concesionarios de tierras, estan conformes en cuanto á la importancia de la <labor seca> ó cultivo científico del suelo que interesa más al pueblo de los Estados Unidos, que todos los dispendiosos proyectos de irrigación en ejecución ó delineados para el porvenir.

Los cálculos de la cantidad de tierras que pueden ser correjidas por la irrigación varían libremente, de 50 millones hasta 125 millones de fanegadas, como la mayoría de las opiniones autorizadas francamente favorables al guarismo más bajo. Todavía, si el uno por ciento del dinero que actualmente se gasta con los trabajos de irrigación fuese aprovechado en la educación del pueblo, que conviene se interese por la labor seca es probable que 500 millones de fanegadas de tierras, talvez más que eso, pudieser. volverse aprovechables en su actual estado improductivo y comparativamente sin valor, tan de priza podrían dedicarse los colonos sean nacionales ó inmigrantes del extranjero.

Demuéstrese en una decena de puestos de ensayo, en otras tantas haciendas modelos mantenidas por los ferrocarriles del oeste y en centenas de haciendas particulares que en las planicies y en los parques y valles encerrados entre montañas, basta aprovechar inteligentemente la mayor parte de las lluvias y nieves que cayeren, para obtenerse cosechas tan buenas como las que se pueden obtener en cualquiera otra parte. Con otras palabras: los métodos de cultivo deben adaptarse á las condiciones naturales. Eso parece tan sencillo y por si mismo evidente, que el único milagro está en que los hayan sido tan tardíos en descubrirlo. No debe ser difícil de serciorarse que tierras que producen naturalmente las preciosas gramíneas denominadas buffalo grass y giamagrass puedan ser preparadas para que produzcan plantas más valiosas todavía, con un cultivo adaptado al suelo y al clima.

(Continuará)

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